jueves, 6 de octubre de 2011

...¿o abrazas farolas?


Hay que ver. Todos los años dedicados a cultivar la mente, los libros, el arte... para darme cuenta de que soy tonto. Sí, tonto de la forma más empírica posible. Algunos pueden pensar (sobre todo los que me conocen) que ya he tardado, pero qué quieren que les diga, para mí ha sido todo un shock.

Al final va a tener razón mi madre, pero sobre todo tiene razón aquella profesora que nos decía en clase "pero ¿tú eres tonto o abrazas farolas?". Pues sí, señores.
Resulta que tengo la costumbre de circular en bicicleta (ya saben, eso de la movilidad sostenible, conciencia ecológica y otras tonterías) y obviamente, uno no se fía ni de su sombra, así que vaya donde vaya la dejo con su seguro puesto. Un seguro infernal, de dificilísimo acceso, apertura y cierre. No sé para el ladrón, pero para mí es una putada cada vez que la cojo. Procuro dejar la bicicleta anclada a algún elemento inmóvil y fijo, como las farolas. Ay, las farolas... Dada la complicación del sistema de cierre (por lo menos a mí, siendo tonto, me lo parece) apoyo la bicicleta, saco el seguro, paso por el cuadro, por la rueda trasera y alrededor de la farola en cuestión (maldita entre todas ellas). Y claro, para culminar la operación paso un brazo por un lado, misma acción con el otro brazo y el lado opuesto. Y ahí, medio agachado, en tensión, sintiendo el peso de decenas de ojos que te miran, pensando en la cantidad de cosas que me pasan, en mi mala suerte, me he dado cuenta de que soy tonto. Sí, abrazo farolas.

Claro, ya entiendo que mi mala suerte no es tal, es tontería. Entiendo a todos los que me decían que para qué disparar en analógico, habiendo cámaras que lo hacen todo... Y entiendo que esta entrada les resulte una tontería. Pero claro, a mí, en mi necedad, me da igual.

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